Moisés no nos dijo como se veía Dios desde atrás. Pero sabemos que algo sorprendente sucedió a Moisés después que le vio.
El rostro de Moisés comenzó a brillar. Era radiante. Cuando Moisés bajó del monte Sinaí, y el pueblo vio que la piel de su rostro resplandecía como una luz brillante, tuvieron miedo de acercarse a él. Moisés los tuvo que convencer de que se acercaran a oír su mensaje de parte de Dios.
Cuando moisés terminó de hablarles, cubrió su cara con un velo de ahí en adelante. Entonces la gente no tuvo tanto miedo de tenerle caminando entre ellos. Cada vez que Dios venía a hablar con el, Moisés se quitaba el velo que cubría su cara.
Y cuando salía y les decía a los Israelitas lo que se le había ordenado, ellos veían que su rostro estaba radiante. Entonces moisés debía poner nuevamente el velo sobre su rostro.